Escrito de: Mª Paz de Benito Alvarado
El libro de las “Estancias del Dzyan”: Una realidad
El año pasado [1990] se celebró en todo el mundo el 390 aniversario de la muerte de Giordano Bruno, figura histórica indiscutible. En su tiempo conocido en toda Europa como filósofo y científico, poeta y teólogo, fue quemado en la hoguera por no abjurar de sus ideas. Bruno formuló una visión global del mundo 400 años antes de que la ciencia volviera a descubrir el enorme valor de su obra. En especial a través de la mecánica cuántica ha sido posible comprender la exactitud de sus deducciones.
Sin embargo, el “fenómeno Bruno” sigue siendo entre ciertos grupos fanatizados un ejemplo claro de “herejía e influencia demoníaca”, tal y como lo pudimos comprobar en 1991 en diferentes ciudades austriacas: en nuestras acciones de recogida de firmas para dedicar una plaza pública a Giordano, varios paseantes nos hicieron saber que “si hoy existieran las hogueras, ellos le harían quemar de nuevo”.
Si bien estos casos son extremos, no se puede negar la reticencia de ciertos círculos de poderosa influencia pública, en teoría serios, para aceptar estos errores históricos y corregir la imagen de figuras hoy completamente rehabilitadas. Un coetáneo de Bruno puede servirnos también de ejemplo: el médico Paracelso, del que también en el año 92 se celebrará su aniversario.
Quizás fue su actuación más diplomática, lo que le valió no ser llevado también a la hoguera.
El caso de Helena Petrovna Blavatsky es un ejemplo más, quizás uno de los más dolorosos por tener lugar ya en nuestro tiempo, y seguir siendo una de las figuras más calumniadas en las páginas de tantos y tantos escritos. Ya Platón en su obra La República dijo que una calumnia pública representa un perjuicio más grave que el haber sido condenado a muerte por las propias ideas.
El 8 de Mayo de 1991 se cumplirán 100 años desde que H.P.B. (como era llamada por sus discípulos) abandonara su encarnación física. Desde hace un siglo se siguen escribiendo artículos, enciclopedias, libros y demás obras de consulta en los que únicamente se lee la versión tendenciosa (por otra parte siempre la misma, dando la sensación de que los unos plagian a los otros) que ofrecieron determinadas instituciones (1), contrarias a los postulados de Blavatsky. Con ello se demuestra una falta de investigación y seriedad científica sorprendente. Esas calumnias fueron ya en su tiempo rechazadas por medios legales, cosa que no se menciona generalmente.
La principal “piedra de escándalo” sin embargo fueron una serie de textos provenientes del Tíbet, que H.P.B. tradujo y utilizó como base para sus estudios comparativos de las religiones y doctrinas de la Filosofía Natural, así como para demostrar el origen común de una ciencia de carácter mistérico en los albores de la Humanidad. El problema se cifró en que H.P.B. no trajo de Oriente ningún pliego original y por lo tanto no se podía aceptar la existencia real de estos textos arcaicos.
Estos textos fueron descritos por H.P.B. en su obra “La Doctrina Secreta” en la sección(2) titulada “Los libros Secretos de Lam-Rim y Dzyan” de la siguiente manera (3): “El Libro del Dzyan derivado de la palabra sánscrita dhyân (meditación mística) (4) es el primer volumen de los Comentarios a los siete volúmenes secretos de Kiu-te, y un glosario de las obras accesibles públicamente del mismo título. En poder de los lamas gelugpas del Tíbet, en la biblioteca de cualquier monasterio, hay treinta y cinco volúmenes de Kiu-te para uso profano (exotérico); y también catorce libros de los comentarios y anotaciones sobre lo mismo, por los instructores iniciados. En rigor, aquellos treinta y cinco libros deberían titularse Versión Popular de la Doctrina Secreta, pues están llenos de mitos, velos y errores. Por otra parte, los catorce tomos de Comentarios con sus citas, anotaciones y un extenso glosario de términos ocultos, todo ello desarrollos de la pequeña obra esotérica titulada: Libro de la Sabiduría Secreta del Mundo, constituye un verdadero digesto de todas las ciencias ocultas…”
Si bien todo esto lo sabemos desde el fin del siglo pasado, la identidad de los libros públicos del Kiu-te ha constituido un enigma por largo tiempo, excepto quizás para unos pocos que, haciendo gala de un verdadero espíritu de búsqueda, se molestaron en investigar realmente las fuentes y pistas dadas por H.P.B. De ahí que se tachara a estos libros de puras invenciones fantásticas de H.P.B., y por consecuencia todo lo demás en su voluminosa obra “La Doctrina Secreta” .La gran mayoría de los especialistas de Occidente han negado la existencia de libros bajo este nombre. En cierta clase de literatura se puede leer incluso que los monjes tibetanos no conocen estos libros, pero esos autores, a nuestro parecer, o son poco serios, o bien han recogido sus informaciones de santones sin erudición suficiente, ya que simplemente el periodo de estudios en cualquier monasterio de monjes gelugpas dura 20 años (5).
Pero tras el análisis detallado de los datos que ella misma menciona en sus referencias, estos libros han podido ser finalmente identificados. Tal y como ella dijo, han sido encontrados en la biblioteca de cada monasterio gelugpa del Tíbet, así como en otros pertenecientes a diversas sectas, como por ejemplo los Kargyupda, Nyingmapa y Sakyapa (6). La constatación no deja lugar a dudas: se trata de obras realmente ocultas, que la más pura tradición tibetana y budista considera como las doctrinas secretas de Buddha por excelencia. Como veremos a lo largo de este trabajo, fue entre otras cosas la transcripción de los fonemas, es decir, la forma que utilizó o eligió H.P.B. para reflejar con el alfabeto occidental la fonética de los vocablos en lenguas tan antiguas, lo que impidió a lo largo de este tiempo poder identificar los mismos textos. Tenemos que hacer notar, sin embargo, que no fue H.P.B. la que se “inventó” estás transcripciones. Como veremos más abajo las tomó de otros viajeros anteriores a ella.
Personalidades tan reconocidas en el mundo de la investigación antropológica y en los estudios comparativos de las simbologías antiguas como Mircea Elíade aceptan los datos de H.P.B. y valoran sus estudios. Obras tan serias como la enciclopedia titulada “Arqueología en texto e imágenes” (Munich, 1975) aceptan las fuentes mencionadas en la Doctrina Secreta y las citan sin ningún género de reticencias. Veamos lo que se dice en el primer párrafo de la pág. 1 del 5º volumen de esta obra, bajo el título de “El surgimiento de la humanidad” (7).
“Tanto en tiempos históricos como prehistóricos existieron y existen diferentes ideas y teorías sobre el origen(o creación), así como sobre la antigüedad del universo, de la tierra y del hombre.
En el “Libro del Dzyan”, una compilación de las tesis quizá mas antiguas que nos sean conocidas, encontramos ya una cosmogonía madurada hasta el más mínimo detalle y una teoría de la evolución que se refiere no sólo a una, sino a cinco “humanidades”, las llamadas “razas”, que se desarrollaron cíclicamente. Estas tesis, de las que se piensa serían más antiguas que los Vedas y que posiblemente fuera religión extendida en todo el mundo prehistórico, se reflejan más tarde en la religión hindú, zoroastriana, islámica, judía y cristiana, si bien bajo una forma diferente y expresadas en un lenguaje cargado de imágenes mitólogicas.
Monje recitando los textos sagrados
Las “Estancias” (tesis o dogmas del Dzyan) postulan lo siguiente en relación al hombre:
1) Un origen poli genético
2) Diferentes formas de reproducción
3) Una evolución animal (por lo menos en lo referente a los mamíferos) que siguió a la de los hombres, en lugar de precederla, tal y como postula nuestra ciencia moderna.
Los períodos de tiempo para la evolución del hombre que se dan en las Estancias se remontan a muchos más millones de años atrás, en correlación a nuestras ideas actuales, y son tan inaceptables para la ciencia como la hipótesis de cinco humanidades (o “Razas Raíces”), cuando no la de que los animales hayan surgido después del hombre. Sin embargo es interesante el que se den, visto en detalle, una serie de parecidos sorprendentes entre algunas de esas tesis y las hipótesis de la biología moderna. (…)
P. Blavatsky, la primera comentadora de las estancias (las estancias fueron interpretadas de nuevo por el Dr. F. Hartmann a principios de siglo y en el año 1958 por el Dr. Viktor Eckert), escribió en 1888 al respecto: “Esto debe parecer al lector ridículamente absurdo. Sin embargo, está estrictamente en las líneas de la analogía evolucionaría, que la Ciencia percibe en el desarrollo de las especies animales vivientes. Primero la procreación semejante al Móneron, por “división propia”; después de unas cuantas etapas, la ovípara, como en el caso de los reptiles, a los que siguen los pájaros; después finalmente, los mamíferos con sus modos ovovivíparos de producir pequeñuelos…” (8).
En otro volumen de la misma enciclopedia escribe Philip Rawson (9):
“Tanto (William Batler) Yeats como (Hermann) Hesse fueron sobre todo influenciados por la obra de la teósofa rusa Helena Petrovna Blavatsky (1831-91), que anteriormente a ellos había propagado con gran ahínco una propia interpretación del pensamiento indo. El movimiento iniciado por ella jugó un papel importante tanto en la política de la India como en la vida cultural de Europa…”
Ya dentro de la voluminosa obra “La Doctrina Secreta” intentó dar H.P.B. dar al lector algunas pruebas de la existencia de estos libros. Así, por ejemplo cita al monje capuchino Orazio della Penna, misionero en el Tíbet de principios del siglo XVIII. En la sección ya citada de “La Doctrina Secreta” encontramos una nota a pie de página (10) con los siguientes datos:
“El monje italiano della Penna se mofa en sus Memorias (véase la obre Tíbet, por Markham, pág. 309 y ss.) de ciertas afirmaciones contenidas en los Libros de Kiu-te, y al efecto cita “la gran montaña de 160.000 leguas de altura” (una legua tibetana tiene 5 millas) en la cordillera de los Himalayas. Y dice el monje: “Según sus creencias, en el occidente del mundo hay un paraíso en donde un santo llamado Ho pahme que significa santo de esplendor e infinita luz. Este santo tiene varios discípulos, todos los cuales son Chang-chub”, esto es “espíritus que por su perfección no necesitan santidad y educan a los lamas renacidos ayudándoles a vivir”. De eso se infiere que los que della Penna llama Chang-chub, y cuyo verdadero nombre Yang-chhub ( presumiblemente considerados “muertos”) son ni más ni menos que boddhisatvas vivientes, conocidos algunos por “los hermanos” (Bhante)…”
El monje Orazio della Penna (11) extrajo pasajes de textos antiguos con la intención de demostrar con ello lo absurdo de esas doctrinas orientales. Esos datos fueron por otra parte comentados por el Chohan Lama en un artículo aparecido bajo el título de “Enseñanzas tibetanas” (12), antes de que sus informaciones fueran utilizadas para la nota citada de “La Doctrina Secreta” (13)en el párrafo anterior. Este artículo, que explicaba el significado de la gran montaña “de 160.000 leguas de altura”, indicaba que los mencionados datos estaban extraídos del Kanjur, una parte del Canon Budista Tibetano. De modo que existe una relación entre los libros Kiu-te y el Kanjur. Pero, ya que el Kanjur se compone, según sea la edición, de 100 o más capítulos extensísimos, esta información demostró ser insuficiente.
La citada nota de “La Doctrina Secreta”indica la fuente de estos datos, “la obra Tíbet, por Markham, pág. 309 y ss.”
De investigaciones posteriores resultó que no existía ningún libro con el título “Tíbet”, de ninguna persona llamada Markham. Pero sin embargo Sir Clemens Robert Markham, famoso geógrafo y viajero (1830-1916), había publicado un libro bajo el título “Narraciones de la Misión de George Bogle al Tíbet” y “El viaje de Thomas Manning a Lhasa” (14), que apareció en Londres en 1876, con una segunda edición en 1879. en este libro se encuentra efectivamente en la página 309 y ss. Un anexo que lleva el título “Breves explicaciones sobre el Reino del Tíbet”, escrito por della Penna en 1730. en la pág. 328 de este anexo se encuentra la historia de la gran montaña de 160.000 leguas, extraída de Kanjur (o bien: bKa-gyur, en transcripción fonética), y que él deletrea “K´hagiur” en la pág. 334 se lee la información sobre los libros de Kiu-te.
El Potala: Residencia del Dalai Lama en Tíbet
Della Penna escribe:
“Ese Shakia Thupba reestableció las leyes, de las que se dice que habían decaído, y de las que ahora se dice que están recopiladas en 106 volúmenes, en los que los discípulos de Shakia Thupba escribieron, después de su muerte, el contenido total de la enseñanza tal y como la habían oído de la boca de su maestro.
Estos libros se dividen en dos categorías de leyes. Una contiente 60 volumennes, llamadas Leyes de Dote, y otra categoría se compone de 38 volúmenes, llamados Khiute.”
Shakia Thupba, o más correctamente Sykya Thup-pa es naturalmente Gautama Buddha y sus leyes las del Kanjur. Es fácil notar que las dos categorías a las que se refiere della Penna, Dote y Khiute, son respectivamente el mDo-sde y el rGud-sde, es decir: la parte (sde) de los Sutras (mDo) y la del Tantra (rGud) de la palabra del Buddha, o sea del Kanjur.
El número de volúmenes mencionados por della Penna hemos de considerarlo como poco fiable, pues (dicho aparte: ¡69 y 38 no suman 106!) en las enumeraciones de della Penna existen otras varias discrepancias (por ej. dice en otro lugar que los volúmenes del Khiute son 36, etc.). El número real de volúmenes de cada una de las categorías, que se encuentran en las bien conocidas ediciones del Kanjur, se resumen en la siguiente tabla:
“La Doctrina Secreta” habla de 7 textos (folios) secretos del Kiu-te, así como de 14 volúmenes de comentarios a los mismos, de los cuales el primero es “Libros del Dzyan”. Hay motivos para creer según dice David Reigle que citas provenientes de esos 14 Volúmenes Secretos de Comentarios se pueden leer también en determinados comentarios accesibles, que se encontraron en el Tanjur (transcripción moderna: bsTan-gjur, también Bstan-hgyur), otra de las más importantes compilaciones de partes del Canon Buddhista Tibetano.
Una tradición muy extendida habla de versiones originales de los libros Kiu-te. Esta tradición fue ya incluso anotada en el siglo XIV por Budon (Bu-ston, 1290-1364) en su “Historia del Buddhismo” (Chos-´byun) y más tarde recordada en los comentarios al Kiu-te (rGyud-sde) por él mismo. Aunque estas versiones originales no pueden ser encontradas entre los textos conocidos en India y Tíbet, sí se pueden contar entre los existentes en lugares como Sambhala, etc. Determinados sabios, como Aryasanga, habrían tenido acceso a estos textos y algunos de ellos escribieron comentarios en los que citan esos libros. Un ejemplo de ello son las citas contenidas en la única obra conocida del Bodhisatva Vajragarbha. El Dr. L. Snellgrove observa:
“Los pasajes, que él realmente cita, no provienen de ningún Tantra normal; son siempre explicativos y dogmáticos, y él se refiere con frecuencia a esa obra cuando busca un significado figurativo del pasaje”.
No provienen de “ningún Tantra normal” porque éstos no son generalmente explicativos. Es característico teniendo en cuenta las aseveraciones de H.P.B. en “La Doctrina Secreta” el que los 14 Volúmenes Secretos sean Comentarios y Anotaciones del Kiu-te, así como que contengan un glosario sobre volúmenes profanos del mismo nombre. Tal y como el Bodhisattva Vajragarbha constata en su comentario:
“De la manera en que se enseña la versión abreviada sólo se puede entender el significado obvio (neyartha); el verdadero significado (nitartha) se enseña a través del Mula Tantra.”
Está claro que las versiones abreviadas de los libros Kiu-te de que disponemos actualmente son obras esotéricas, y que determinados comentarios existentes explican correctamente su significado.
Simplemente el hecho de que los manuscritos originales de todos los escritos de H.P. Blavatsky se conserven en el British Museum, en una cámara hermética extraordinariamente acondicionada con todos los adelantos técnicos, a la que sólo se tiene acceso con un permiso especial, nos hace pensar que sus obras son consideradas de verdadera importancia. En esta última década han venido apareciendo estudios realmente exhaustivos basados en estos libros, como por ejemplo “El hombre como medida de todas las cosas: Comentarios sobre las Estancias del Dzyan” por Sri Krishna Prem y Sri Madhava Hashish, publicado por la editorial francesa Rocher, en el año 1980.
La misma H.P.B. parece prever en sus obras este desarrollo. Así leemos por ejemplo:
“Y si Troya fue negada y considerada como un mito; la existencia de Herculano y de Pompeya declaradas ficción; si se han reído de los viajes de Marco Polo y los han llamado fábulas, tan absurdas como los cuentos del Barón Münchhausen, ¿por qué había de ser mejor tratada la escritora de Isis sin Velo y de La Doctrina Secreta? (…)”
“Ningún incrédulo que considere como una sofisticación La Doctrina Secreta está obligado, ni se le pide, que dé crédito a nuestras afirmaciones, las cuales han sido ya proclamadas como tal por cierto periodista americano muy hábil, aún antes de que la obra entrase en prensa.”
“Tampoco, después de todo, es necesario que nadie crea en las Ciencias Ocultas y en las Enseñanzas Antiguas, antes de que sepa algo de su propia Alma o crea siquiera en ella. Ninguna gran verdad ha sido jamás aceptada a priori, y generalmente ha transcurrido un siglo o dos antes de que haya empezado a vislumbrarse en la conciencia humana como una verdad posible (…). Las verdades de hoy son las falsedades y errores de ayer, y viceversa. Sólo en el siglo XX será cuando algunas partes, si no el todo de la obra presente, serán vindicadas.”
Lo demostrado en este trabajo parece haber sido pensado ya hace un siglo, como lo demuestran las siguientes palabras en otra parte de “La Doctrina Secreta”:
“A la verdad, lo que se da a luz en estos volúmenes, ha sido entresacado así de enseñanzas orales como escritas. Esta presentación primera de las doctrinas esotéricas está basada sobre Estancias que constituyen los anales de un pueblo que la etnología desconoce. Están escritas aquellas, según se afirma, en una lengua que se halla ausente del catálogo de los lenguajes y dialectos que conoce la filología; se asegura que han surgido de una fuente que la ciencia repudia: esto es, el Ocultismo; y finalmente son ofrecidas al público por el intermedio de una persona desacreditada sin cesar ante el mundo por todos cuantos odian las verdades venidas a deshora, o por los que tienen alguna preocupación particular que defender. Así es que el repudio de estas enseñanzas es cosa de esperarse, y aún debe esperarse de antemano. Ninguno de los que se llaman a sí mismos eruditos en cualquiera de las ramas de la ciencia exacta, se permitirá mirar estas enseñanzas seriamente. Durante este sigo (el XIX) serán escarnecidas y rechazadas a priori; pero en este siglo únicamente, porque en el siglo XX de nuestra Era, comenzarán a conocer los eruditos que la Doctrina Secreta no ha sido ni inventada ni exagerada, sino por el contrario, tan sólo bosquejada; y finalmente, que sus enseñanzas son anteriores a los Vedas. No es esto una pretensión de profetizar, sino la sencilla afirmación fundada en el conocimiento de los hechos. En cada siglo tiene lugar una tentativa para demostrar al mundo que el Ocultismo no es una superstición vana. Una vez que la puerta quede algo entreabierta, se ira abriendo más y más en los siglos sucesivos. Los tiempos son a propósito para conocimientos más serios que los hasta la fecha permitidos, si bien tienen todavía que ser muy limitados.”
Banderas para las plegarias al viento en las cercanías de Lhasa
En otro pasaje leemos:
“…cuando llegue el tiempo para el impulso del siglo XX… (se) encontrará una gran comunidad unida de hombres que estarán preparados para dar la bienvenida a los nuevos portadores de las antorchas de la verdad…(este próximo impulso) Encontrará la mente del hombre capacitada para recibir su mensaje, y una forma de expresión apropiada, en la cual él podrá vestir la nueva verdad que viene a traer , así como una Organización que esperará su llegada y que podrá barrer los obstáculos y dificultades puramente materiales y mecánicos de su camino. Calcúlese cuánto podrá alcanzar aquél, a quien le hayan sido dadas tan favorables posibilidades…”
Lo que posiblemente se completa con las siguientes palabras extraídas así mismo de diferentes pasajes de La Doctrina Secreta:
“…el ocultismo triunfará antes de que nuestra era alcance el “triple septenario de Shani (Saturno)” del ciclo occidental, en Europa; o sea antes de terminar el siglo XXI”.
“Verdaderamente, el barbecho del remoto pasado no está muerto; tan sólo reposa. El esqueleto de los sagrados robles druídicos aún puede retoñar de sus ramas secas y renacer a nueva vida, como brotó «hermosa cosecha» del puñado de trigo hallado en el sarcófago de una momia cuatrimilenaria. ¿Y por qué no? La verdad es mucho más extraordinaria que la ficción. Cualquier día puede vindicarse inopinadamente y humillar la arrogante presunción de nuestra época, probando que la Fraternidad Secreta no se extinguió con los filaleteos de la última escuela ecléctica; que todavía florece la Gnosis en la tierra, y que son muchos sus discípulos, aunque permanezcan ignorados. Todo esto puede llevarlo a cabo uno o varios de los Grandes Maestros que visitan Europa, poniendo en evidencia a su vez a los presuntuosos difamadores y detractores de la Magia.”
“Entre los mandamientos de Tsong Kha-pa hay uno que ordena a los arhats hacer un esfuerzo cada siglo, en cierto periodo del ciclo, para iluminar al mundo, incluso a los “bárbaros blancos”. Hasta hoy ninguna de tales tentativas ha tenido buen éxito. Los fracasos sucedieron a los fracasos. ¿Trataremos de explicarlo a la luz de cierta profecía? Dícese que hasta que Pban-chhen-rinpochhe (la gran joya de la Sabiduría) consienta renacer en el país de los P´helings (occidentales) como conquistador espiritual (Chom-denda) y disipe los errores y la ignorancia de los tiempos, de poco servirá el intento de extirpar los prejuicios de los habitantes de P´helingpa (Europa), porque los hijos de ésta no escucharán a nadie.
Otra profecía declara que la Doctrina Secreta se conservará en toda su pureza en Bhod-yul (Tíbet) sólo mientras los extranjeros no invadan el país. Las mismas visitas de los europeos, aunque amistosas, serían mortales para los tibetanos. Este es el verdadero motivo del exclusivismo del Tíbet.”
Sólo queda preguntarnos si esos esfuerzos e impulsos podrán despertar definitivamente el sentido de la responsabilidad, que el Occidente ha contraído automáticamente al hacerse depositario de tantos y tantos textos rescatados del Oriente, tras las terribles invasiones de los últimos tiempos.
¡Dios lo quiera!
Mª Paz de Benito Alvarado
Lama peregrino caminando junto a las “ruedas de las oraciones”
Información ofrecida por la Asociación Cultural Nueva Acrópolis – Málaga
NOTAS:
(1)
“En sus libros había exaltado la validez de las antiguas Iniciaciones Mistéricas de todos los pueblos, pero combatía ferozmente sus deformaciones y sus cleros, desde los hindúes hasta los cristianos y judíos, a la vez que ridiculizaba la ciencia materialista y el positivismo ateo, tanto como el entonces muy de moda Espiritismo. Si sumamos a esto el hecho de que H.P.B. carecía de lo que hoy llamaríamos “don de relaciones publicas”, que se había enfrentado a la Masonería, y que despreciaba defenderse ante cualquier ataque de manera racional y accesible veremos que tenia en su contra muy poderosos enemigos (…) La Sociedad de Estudios Psíquicos de Londres y mas tarde René Guenon lograron pulverizar su imagen y afirmaban, entre otras cosas, que el libro de Dzyan no existía…”
(Profesor Jorge A. Livraga, articulo aparecido en 1979: “Las Estancias del Dzyan existen”)
(2)
Sección XLVII del volumen VI de la edición española. Por lo demás, la mayoría de las citas de esta obra se acortaran en las próximas notas con las siglas: D. S.
(3)
Los caracteres en negrita reflejan aquellas partes o palabras en el texto que no se encuentran publicado en el volumen V y VI de la edición española de la D. S. y que fueron compilados por la Dra. Annie Bessant partiendo de manuscritos y apuntes dejados por H. P .B., y por lo tanto publicados post mortem. El texto que se emplea ahora es el de los manuscritos originales que la Dra. A. Bessant utilizo para su compilación, recuperados por el Sr. Boris Zirkoff y publicados en el año 1985 ( The Theosophical Publishing House, Wheaton, Illinois, USA, en colaboración con las sociedades de Madras y Londres) bajo el titulo “ Collected Writings”. (Véase Bibliografía)
(4)
David Reigle, autor del libro “The books of Kiute or the tibeten buddhist Tantras…” en la pagina 46 y sub siguientes (ss.) hace un exhaustivo análisis de la palabra Dzyan, proveniente de “dyhan”, con toda clase de pruebas. Esto es importante porque otro de los reproches hechos a H. P. B. fue que esta palabra no existía en ningún texto.
(5)
Ibid, Paginas 24-40. En este pasaje se trata de una detallada exposición del programa de estudios en los monasterios, tanto de los monjes y sus pruebas, como de las materias esotéricas que se tratan dentro de las escuelas de misterios tibetanas, dando las fuentes pertinentes.
(6)
Ver descripción de estas en la D. S. vol. VI, Pág. 62 David Reigle (Ibid) constata estos datos, dando ejemplos.
(7)
Este V vol. De los XX que contiene la obra tiene por autor al Dr. Jhon Waechter, docente en el Instituto de Arqueología y Prehistoria en la Universidad de Londres, junto con el asesoramiento científico de Jhon Boardman (catedrático extraordinario de arqueología clásica en la Universidad de Oxford), Basil Gray (antiguo director de la sección oriental del British Museum en Londres) y David Oates (Catedrático de Arqueología de Asia Occidental en la Universidad de Londres). El prologo fue escrito por el Dr. En Filosofía Wolfgang Brunbauer, del cual extractamos estas palabras. Véase la Bibliografía anexa.
(8)
D. S. vol. III, Pág. 169 de la edición española.
(9)
“India and Southest Asia” (1975) by Elsevier Publishing Proyect S.A. Lausanne; P.S. Rawson (curador del Museo de Arte Oriental de la Universidad de Dirham, Tutor del Royal Collage of Art, entre otros).
(10)
Pág. 53, vol. VI de la D. S.
(11)
Fra Francesco Orazio della Penna: Misionero italiano, nacido en 1680 en Macerata, muerto en el Patán, Nepal, el 20 de julio de 1747. Entro tempranamente en la orden de los capuchinos. Nombrado en 1719 cabeza de la misión para convertir al Tibet. Junto con otros doce monjes se dirigió a Lhasa. Tras varios anos de trabajo allí, la misión se vio reducida a tres monjes. Volvió a Roma en 1735. Pidió y obtuvo nuevos hermanos, emprendiendo el retorno con ellos en 1738. Llego al Tibet en 1741, llevando consigo cartas de recomendación. La Congregación de Propaganda (del Vaticano) publico en Roma en el ano 1742 los siguientes Informes basados en sus datos: “Relazione del principio e estato presente Della missione del regno del gran Tibet…”. Este informe fue publicado en francés con comentarios de Klaproth en el Nouveau Journal Asiatique, Paris 1835.
(12)
Publicado más tarde en la Revista Lucifer, Vol. VX, NJ 85 y 86.
(13)
“Collected Writings”, Vol. VI Pág. 94. (Véase bibliografía al final de este artículo)
(14)
Orig. “Narratives of the Mission of George Bogle to Tibet, The Journey of Thomas Manning to Lhasa”.
(15)
El Kanjur (en las transcripciones: bKa”gyur, y otras muchas variaciones) es calificado actualmente como “la Biblia tibetana”, y así lo leemos en muchos libros actuales de especialistas o viajeros.
(16)
Estas y otras muchas clasificaciones de los textos del Kangyur y el Tangyur se encuentran en la obra citada de David Reigle.
(17)
La mayoría de los datos que se aportan en los siguientes párrafos están extraídos de la magnifica obra de este autor (ver bibliografía), en la que el investigador interesado puede encontrar una enorme cantidad de datos, así como una exhaustiva bibliografía (incluidos microfilms, material sonoro y registros de bibliotecas indias, chinas, nepalesas, butanesas y tibetanas), clasificación de los textos sánscritos y tibetanos, etc. Se trata de un intensivo trabajo, una de cuyas partes mas interesantes trata de los “programas de estudio” en los monasterios, así como en el marco de las iniciaciones tradicionales del Budhismo Tibetano, aportando para cada información toda clase de fuentes fidedignas y constatables. A lo largo de toda la obra un paralelo exacto con las aseveraciones de H. P. B. referentes a estos temas y demuestra su exactitud.
(18)
“History of Budhismo (Choshbyung) by Buston”, II parte, traducido por E. Obermiller, Heidelberg, 1932, páginas 170-171.
(19)
“The Hevajra Tantra: A Critical Study”. I parte, por D.L. Snellgrove, Londres, 1959, página 17.
(20)
“Sckoddesatika of napada (Naropa)”, editado por Mario E. Carelli, Baroda. 1941.
(21)
“En Julio de 1888, cuando los manuscritos de esta obra no habían aun abandonado mi mesa de trabajo, y la Doctrina Secreta era absolutamente desconocida para el mundo, ya era denunciada como siendo no mas que el producto de mi cerebro. He aquí los términos lisonjeros en el que Evening Telegraph (de América) se refirió a esta obra, aun no publicada entonces, en sus edición del 30 de junio de 1888: “Entre los libros fascinadores para leer en julio figura el nuevo libro de Mad. Blavatsky sobre Teosofía… (!) La Doctrina Secreta…Pero porque puede ella remontarse al pasado de la ignorancia brahamanica…(!?) no es esto prueba de que todo de lo que dice sea verdad”.
Y una vez dictado el preconcebido veredicto sobre la errónea noción de que mi libro estaba publicado, y que el revistero lo había leído nada de lo cual era ni podía ser cierto, ahora que realmente se ha publicado, la critica tendrá que sostener su primera declaración, sea o no correcta, y saldrá probablemente del paso con una critica mas dura que nunca”. (Nota original de H. P. B., Doctrina Secreta, volumen III, página 421 de la edición española)
(22)
En el caso de Giordano Bruno podemos decir que han pasado ¡ más de 400 años!
(23)
Ibid., vol. III, página 421.
(24)
Pero, como hemos visto al principio de este articulo, hoy ya sabemos por lo menos aceptar que existió “una religión generalmente extendida entre los pueblos de la prehistoria”.
(25)
La filologia del siglo XIX.
(26)
H.P.B. sabia que el siglo XIX estaba “retrasado” todavía con respecto al producto de sus escritos.
(27)
¡Vease la cita del Dr. W. Brunbauer en este mismo trabajo!
(28)
Doctrina Secreta, vol. I, página 61 de la edición española.
(29)
H. P. B., “La Clave de la Teosofía”, palabras finales.
(30)
D. S., vol. V, página 39.
(31)
Ibid., vol. V, página 39 y ss.
(32)
Ibid., vol. VI. Página 60.
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA:
H.P.Blavatsky: La Doctrina Secreta, Editorial Kier, Buenos Aires 1974.
Archeologie in Word und Bild, enciclopedia de 20 vol. aparecida en Lektüre Verlag, Munich 1975. Traducida del inglés. Diferentes autores.
David Reigle: The Books of Kiute or Tibetan Buddhist Tantras: A Preleminary Analysis, Wizards Booksshelf, San Diego 1983.
Boris Zirkoff (compilador): H.P. Blavatsky Collected Writings, 1985 in The Theosophical Publishing House, Weathon, Illinois, USA, en colaboración con las sociedades de Madrás y Londres.
H. P. Blavatsky: The Book of Dzyan, 1979, Concord Grove Press, Santa Barbara, California.
H. P. Blavatsky: Two Books of the Stanzas of Dzyan. The Teosophical Publishing House, Adyar 1981.
H. P. Blavatsky: La Voz del Silencio, Editorial Kier, Buenos Aires 1974.
Edición del Kanjur
Chone (Cone)
Derge (sDedge)
Lhasa (Lhasa)
Narthang (sNarthan)
Peking
Manuscrito del Palacio Tog
Categoría mDosde (DOTE)
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76 vol.
78 vol.
78 vol.
81 vol.
91 vol.
Categoría rGudsde (Kiute)
25 vol.
26 vol.
21 vol.
22 vol.
25 vol.
18 vol.
Detalle de un picaporte (de puerta) a la entrada de un templo
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